Comienzo este ejercicio de revolturas con una situación que me llama la atención. Sucede que ayer, mientras mi retoña dormía siesta, quise intrusear en los libros de mi hermano. Sobre su escritorio estaba un ejemplar rojo de tapas duras cuyo contenido deduje inmediatamente por una pequeña ilustración que aparecía en la portada. En ellos reconocí el trabajo de una joven artista de nombre Ibi cuyo trabajo admiro. Se trataba del producto final del colectivo artístico al que pertenece uno de los amigos de mi hermano. Sin más demora abrí el libro e intenté entender el prefacio (cosa que me cuesta bastante debido a mi recientemente descubierto déficit atencional). Era un compilado de los trabajos de varios jóvenes artistas que se dedican a la narrativa gráfica. Al pasar el rato me fui sumergiendo en las páginas, pero como muchas veces me ocurre, y sin tomar conciencia de ella en el momento, me invadió una desagradable presión: quería avanzar rápido para terminar con el disgusto de ver varias de las piezas cuya estética grotesca y mostruosa me irritaba. Llegué a la parte que me interesaba , la cual sí disfruté mucho pues se trataba de trazados mucho más pulcros y con coloridos más atractivos y pacíficos. Ni siquiera intenté detenerme en el resto de los trabajos puesto que se trataba de nuevas creaciones monstruosas y grotescas.
Cuando mi hermano llegó a casa me preguntó si había visto el libro de Nico (el amigo artista). Yo le repondí que sí y que estaba bueno (sin meditar más en ese momento). Mi hermano entonces lanza la frase que me dejó pensando muchísimo rato "el libro está bueno, pero no sé, me molestan esos dibujos tan feos...monstruosos". Rápidamente hice conciente la sensación que también tuve cuando observé los trabajos. Era eso, no me gusta la gente que dibuja feo, así de simple. Y menos si estos dibujos se acompañan de tramas oscuras sobre el bajo mundo y las pasiones decadentes. Reflexiono entonces sobre ello y me doy cuenta de que muchos artistas, ilustradores, aficionados, dibujantes furtivos, en fin...gente que se expresa a través de la gráfica, refiere su trabajo a la fealdad,a lo grotesco, a lo inmundo, a lo monstruoso. Me pregunto si será un reflejo de mundos interiores mostruososy tormentosos. Espero que no, porque si es así, el número me preocupa.
Me queda decir que a veces pienso que el uso de ese lenguaje garabatesco no es más que un intento para llamar la atención de otras maneras y ocultar la falta de talento.
Eso sí, el trabajo de Nico y su polola me gustó mucho. Es el tipo de ilustración (y trabajo fotográfico) que me inspira. El del tercer colaborador de su grupo también está bueno.
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