sábado, 29 de junio de 2019


 A estos árboles les falta tu agua, tu riego, tu sol. El sol de ese pelo, amarillo y encandilante. Tus piernas firmes y la postura de un hombre galán. 
 Tienes el andar de un instante y pasas demasiado rápido, pero las impresiones que dejas son perennes y en esas impresiones nado, me sumerjo, me agito. Platónica, cuántas veces me has dejado prendada de una ilusión. Anhelo escuchar más, oler más. Quizás, incluso, acariciar un poco. Reír con tus historias, ahondar en tu memoria, ahogarme en tus dilemas. 
Cada rincón de esta casa que es mi cuerpo necesita que lo habites con tu sonrisa tosca y escasa y tu intelecto de serpiente y tu ansiedad tremenda por no ser en este mundo.
Te veo como a una película, como una realidad tangible por un rato y luego tan solo como el recuerdo de la perfecta obra de arte. 
Tus palabras me suenan ajenas, a veces dices poco, otras simplemente nada. 

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